Retrato 02 in progress |
Dec 27, 2015
Dec 26, 2015
Marseille 1999
"Lo que pudo haber sido es una abstracción
Que sigue siendo perpetua posibilidad
Sólo en un mundo de especulaciones.
Lo que pudo haber sido y lo que ha sido
Tienden a un solo fin, presente siempre.
Eco de pisadas en la memoria..."
Dec 24, 2015
Nota de retratos 03
Hace poco escribía: “somos profundamente artesanos” no solamente por el vaso la silla el instrumento. Hay espacios discretas, espacios que yo llamaría de querencias. Querencias, que no se encuentran disponibles como el agua y el aire en la natura. Artesanos par eso.
Artesanos también porque la vida es un viento que no siempre corre a nuestro favor. Se debe construir, habilitar. Se debe dar lugar como se dice en la lengua de todos los días. Espacios furtivos, esvanecentes, cosa de cada instante.Te veo leyendo sentada seguramente un salmo. Te observaba mucho, tu rostro cambiaba como si el afecto se asomara: vi de ti muchas edades, el tiempo hacia atrás el tiempo hacia adelante; horas sueltas, flujo y reflujo de las olas, si eso las olas...
Cambios infimos que se soslayan y vuelven y que al cabo de un tiempo, porque repiten el lugar donde se les pierde el rastro, nos dicen en qué dirección mirar si se quiere saber algo, de tal forma que “rastro que se pierde” y “rostro” tienen una pasarela comun, Cádiz un atardecer que vuelve, tomar la calle Valverde porque se hace tarde, irse por calle Columela porque quieres ir más despacio, no si un ratito no más, el otro día vi una blusa... Atravezar la Plaza de Mina para llegar al Cruz Verde y comer un poco. Decibel humano de gente que habla pide rie, algo muy simple y de buen vivir, une espacio sin prisa, agrado del puro estar, eso fue más fácil contigo que con él, no a esta hora ya estaría acostada ya... si'p que voy hacer. El aire salino, el olor a buganvilla en la Plaza,
Plaza de Mina hacia la Cruz Verde |
Nota de retratos 02
Dec 23, 2015
Notas de retratos 01
-De
aquí para ustedes y para tí, tú la que ya no estas para tí...
Etc.-
Comenzar
desde esto:
“Parece,
mientras envejecemos,
Que
el pasado tiene otro modelo, y deja de ser una simple
secuencia.
O
incluso desarrollo: este último una
falacia parcial
Estimulada
por superficiales nociones de evolución,
Que
se convierten, en la mentalidad popular, en un medio
de
desposeer el pasado.
Los
momentos de felicidad -no el el
sentido de bienestar,
Fruición, realización,
seguridad o afección,
O
incluso una buena cena, pero la iluminación repentina
Tuvimos
la experiencia pero perdimos el significado,
y
un acercamiento al significado restaura la experiencia
En
una forma diferente, más allá de cualquier significado
Que
podamos asignarle a la felicidad. He dicho antes
Que
la experiencia pasada revivida en
el significado
No
es la experiencia de una vida solamente
Sino
de muchas generaciones”
T.
S. Eliot, Las Dry salvajes in extenso
como
si poco a poco se fuera escribiendo en
desorden algo que tarda en llegar. El comienzo está en cualquier
lado, el comienzo tiene necesidad de brote y no de orden, sólo cuenta
la “iluminación repentina” y las pinceladas que
va dejando, como para crear un puzzle que luego se arma, aunque
este, este puzzle de aquí siga las mismas prescripciones de cambio
que tu rostro y contenga más posibilidades de las que uno realiza,
lo que hace que, se podría decir, el recuerdo esté preñado de
futuro y de pasado, germenes de algo que aún no brota, rayo que no
cesa, luz que sigue viajando, tren que sigue entrando en la estación
de la Ciotat o por...
“Que
la experiencia pasada revivida en el significado
No
es la experiencia de una vida solamente
Sino
de muchas generaciones”
y
es por ahí que vuelva la calle Carmen, como ese algo que estuvo
antes de las fotos que nos sacó Don Wagner ahí subidos a la reja
porque entonces había reja, y la casa aún no estaba terminada, los
andamios se veían desde la calle y supongo que la abuelita ya vivía
con nosotros; esa foto en blanco y negro debe estar en algún lado, y
la calle Carmen sólo en mi memoria que fotos no he visto o no
recuerdo haber visto; Y las imagenes que tengo es porque tu hablabas
mucho de ese entonces tuyo: si po, todavía vivíamos en la
calle Carmen, claro Ricardo ya trabajaba en el Diario...
***
La vida dura lo que puede, pero por instantes es eterna. Algo como eso. Si te diera una canción lo diría así. Un tiempo así, todos los tiempos juntos, no tanto pasado y presente, más bien olor a tomate, cebolla y cilantro. Una luz de septiembre. Calle Carmen ¿Pero en qué año? Llevo el recuerdo de esa calle como de algo que nunca fué, ninguno de nosotros había nacido y tú y tu hermana aún pensaban que algún día serían felices. Volveré a leer a Séneca.
***
Dec 22, 2015
Dec 12, 2015
Despedida
"Llegada de un tren a la Estación de la Ciotat" 1897
de Hernan)
Noëlie,
de todos los viajes,
el mas emotivo fue sin duda alguna
llegar a Marsella un fin de semana
para visitar el pequeño puerto de La Ciotat.
Te parecía tan increible que según me dijiste luego
« Creí que nunca ibamos a llegar”
No era cualquier sitio, era La ciudad.
Y sabes qué quiere decir La Ciotat en provenzal ?
Eso : La Ciudad.
Te parecía imposible
lo nunca pensado :
que tú después de tantos años
visitaras la Ciotat donde nació tu madre.
Nos veo comiendo en el Puerto de la Ciotat.
La luz viaja.
A distancia
para alguien que se encuentre muy lejos de la tierra
digamos a muchos años luz
puede que esa luz que estuvo con nosotros ese día en el puerto
aún no le llegue
y que desde ese punto de vista aquella comida en el puerto aún no suceda
y este viajando como una rayo que no cesa.
De todas tus estancias
la más memorable es la de Cádiz.
Yo te observaba mucho.
Para los que pintamos
la luz escribe cartas.
Por ahí hay una foto tuya
como un cuadro de Rembrandt:
madre leyendo la biblia.
Seguramente un salmo.
Viajes, todos tus viajes
cuantas veces París.
Merci, merci beaucoup, maman...
***
(de Bernardo)
En el día de tu entierro
Domingo 6 de diciembre del 2015
Sabía que este día llegaría, todos lo sabíamos, este día extraño, por lo decir absurdo, por no decir imposible, en que ya no sería la vecina, ni la amiga, ni la conocida, pero tú misma, querida madre, que caerías fulminada en el baño, como tu propia madre, tan sola como lo estuvo ella, tan solos como lo estamos todos cuando hay algo importante en juego. Sabía que ese día llegaría en que un mensaje me anunciaría que debía ser fuerte. Como también sabía que de nada me serviría saberlo.
Y aquí sigo, lejos como siempre lo estuve, tomando cursos de distancia, tratando de aprender en vano tu muerte. Y aquí estoy como lo estamos todos, reunidos en torno a ti, en este fin de mundo, el fin de tu mundo, tan desamparado y perplejo y casi sin palabras, tratando de olvidar que tú aún estas ahí, madre querida, y que ahora nos estamos deshaciendo de tu cuerpo para volver a nuestras vidas, porque es así como nos enseñaron, el precio que se paga por vivir, ese olvido sagrado que es nuestro consuelo.
Hace dos días soñé que te morías y que me decías, con una voz que ya no era la tuya, que te dolía mucho, que te dolía demasiado. Al despertar no puede dejar de pensar en el tono un tanto frío y distante con el que me hablaste estos últimos días. ¿Por qué esa frialdad y esa distancia? No lo comprendía. Ahora lo comprendo. A esa cita que te había dado, el lunes 14 de diciembre, tú no vendrías y no sabías como decírmelo. Como si tuvieras vergüenza de tu muerte. “Déjame ir, hijo mío, no me retengas”. Madre querida, yo sé que te dolía mucho, y no sólo el cuerpo, sabía que todo te estaba doliendo demasiado, y que en ese dolor estabas sola, como lo estamos todos cuando hay algo esencial en juego.
Noëlie, mucho de los que estamos aquí, en cuerpo o como mi hermano y yo en alma, te queríamos, te queríamos intensamente, porque era imposible quererte de otro modo, quererte a ti era quererte inmensamente. Como ves, ahora te soltamos la mano y te dejamos partir. Ya no te retemos. Ya no podemos retenerte. Y esta tarde, después de la ceremonia, volveremos a nuestras vidas, pues es así como nos enseñaron, el precio que se paga por vivir, ese precio que tú misma pagaste tantas veces.
No te imaginas cuanto llegué a quererte, y como desde muy temprano identifiqué tu propia soledad con la mía. Lo que no es lógico ni aconsejable. No te imaginas cuanto me cuesta soltarte la mano y dejarte ir, madre mía. Pero no temas, sigue tu rumbo, descansa. En mi dolor está mi amor, ese amor que mantiene mi mano aferrada a la tuya a pesar de tu muerte.
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